domingo, 27 de noviembre de 2011

EL Polonio sigue en el Cine Gaumont!

El Polonio sigue con sus dos funciones diarias, 13 y 21hs en el Cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635. C.A.B.A.

Los esperamos a todos.

Trailer:

http://www.youtube.com/watch?v=l7rzMEXg7o4

viernes, 18 de noviembre de 2011

Las primeras críticas posestreno


Cuánto oí hablar, antes del estreno, del documental El Polonio, que acaba de estrenarse en Buenos Aires y que estuvo compitiendo en el último festival de Mar del Plata. La co directora de esta peli no es otra que mi querida amiga Daiana Rosenfeld, que cada tanto me traía noticias de su ópera prima. Después de mucho esfuerzo llegó a las salas porteñas y marplatenses hace pocos días.

El estreno en el complejo INCAA KM0, o el viejo Gaumont, tuvo lugar en la noche del 17 de noviembre, a sala llena.
Oir hablar de una película, por más detalles que uno reciba y por más expectativas que ellos generen, no tiene ninguna relación con poder verla. Parafrasear imágenes no es equivalente, ni complementario, a verlas. Describir la obra de Robert Cappa o de Henri Cartier-Bresson a alguien que nunca ha podido verla es una pérdida de tiempo. Entonces fue que virgen de polonios me senté en el cine a verla.
Y ví ese lugar llamado Cabo Polonio, en la República Oriental del Uruguay. Un pueblo chico y atrasado desde el que brilla un faro, una luz que guía enormes barcos hacia el Sur pero que no logra guiar del todo a sus vecinos hacia sus propios destinos.

La película muestra el tiempo y las circunstancias de Natalia, una chica que buscó tranquilidad en este pueblo - que describe como un nosocomio - después de perder a su hija Trinidad, 8 años atrás. Ella no está sola en El Polonio, y de a poco la cámara se mete en su vida con naturalidad para mostrar la relación con sus amigos, con su compañero y con su perrito, Luca, que por momentos se roba la película. Pero es su historia la que justificó la estadía del equipo responsable durante dos inviernos en Cabo Polonio, sólo para ganar la confianza necesaria para retratar ese mundo sin dioses donde no hay conexiones de luz eléctrica, ni agua potable, ni gas natural, pero al que muchos van a conectarse con sus propias historias antes de que el faro se apague y se den contra las rocas.

La fotografía de la película le hace justicia a la inmensidad del lugar, que no es poco decir. Las sombras duras y largas, los colores vivos. Ese brillo que emite la arena cuando domina el paisaje y el sol brilla con mucha fuerza. Las sombras suaves de la intimidad de las casitas.

El sonido es purista y fiel al ambiente, sin más música que las olas y el viento.
Todo el documental es un retrato perfecto, una historia cerrada, redondita, que por momentos se transforma en una muestra de fotos sobre la inmensa soledad que nos rodea y en la que nos hundimos, a veces, cuando miramos por dentro. Tiene la oscuridad que tienen las cosas que valen la pena, porque la vida no es más que la sala de espera de la muerte, y el arte es la burla de esta horrenda situación.

Este enorme reportaje consigue lo que pocas películas del género consiguen, sobre todo últimamente: ser un registro fiel de una circunstancia, un lugar y un tiempo, sin perderse captar la frescura de la gente, esa mueca, ese gesto que salva a cualquier documento y a cualquier crónica del paso del tiempo. Por último, El Polonio también habilita la esperanza de que con directores así, el género documental se salve mostrando la vida de la gente anónima y el mundo real. ¿Acaso existe algo más que merezca ser documentado?

http://www.nahuelcoca.com.ar/2011/11/cronicas-de-un-nosocomio-con-vista-al.html

jueves, 17 de noviembre de 2011

Hoy estrenamos en Buenos Aires!

Hoy estrenamos, luego de mucho esfuerzo, de nuestra participación en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en selección oficial, estrenamos en el Cine Gaumont.

Los horarios de la semana son: 14.30 y 19.55! Y luego pasamos al Auditorio Betthoven en Santa Fe y Paraná.
Aqui, dejamos algunas de las críticas de los medios:

“Más que pobladores, somos pacientes”, dice Natalia Martínez, en torno de cuya figura se organiza el breve relato de El Polonio. En ese balneario natural uruguayo procurado en el verano por el turismo menos convencional pero apenas habitado en invierno por unas pocas decenas de seres que eligen vivir en contacto con la naturaleza y buscan en la soledad de las desérticas dunas algún alivio espiritual, ella se esfuerza por superar antiguos dolores y avanzar hacia el encuentro de alguna paz interior. El cabo Polonio, con su imponente soledad, con la inmensidad de sus arenales junto al mar, sobre los cuales la luz dibuja paisajes infinitos y cambiantes y con su silencio apenas interrumpido por las voces de la naturaleza, invita a la espiritualidad. Las exigencias de la vida cotidiana -muchas, si se tiene en cuenta que no hay allí luz ni gas ni agua corriente y que el precario hogar apenas la protege del viento y el frío- ocupan buena parte de su tiempo. Además, están la compañía de los perros, el mate indispensable, la ocasional visita de los vecinos con los que intercambia confidencias (“todos están aquí por algo”, dice), y la voz de la radio que le acerca la palabra de algún gurú oriental y también un poco de música. Todavía necesita la contención de una psicóloga, a la que visita en Montevideo, quizá con menos frecuencia de la que debería porque el regreso a la ciudad le trae los más tristes recuerdos del pasado. Pero sabe que va por buen camino.

Leer más en http://www.lanacion.com.ar/1423845-el-polonio


l Polonio empieza con un plano, silencioso, del rostro de una mujer, que parece luchar interiormente contra la cámara. En su mirada, en sus gestos, en su forma nerviosa de fumar, incluso en sus rasgos, notamos una angustia añeja. Tiene motivos. Pero la película no busca indagar en ellos ni desarrollarlos, sino mostrar a Natalia, en su hábitat/refugio, que en la idealización turística es mero edén: Cabo Polonio.

“Estuve unas vacaciones, con mi pareja, y me quedé, sola -cuenta-. Pero mis problemas se instalaron conmigo. Nadie se viene a vivir acá porque sí, o porque le gusta el lugar. Polonio es precioso, pero generalmente hay algo más. Este lugar es como un nosocomio; los pobladores somos como pacientes”.

Leer más en http://www.clarin.com/espectaculos/cine/lado-paraiso_0_592740733.html

sábado, 5 de noviembre de 2011

Competencia Argentina: entrevistas con los directores


Daiana Rosenfeld y Aníbal Ezequiel Garisto hablan de El Polonio, documental sobre el mítico balneario uruguayo. “Rodar en un lugar tan inhóspito en ese período no fue tarea fácil, dependíamos mucho de la naturaleza, además de la relación con los pobladores y los ánimos cotidianos.” Con motivo de la 26ª Edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (del 5 al 13 de noviembre), Haciendo Cine entrevista a los directores de las diez películas que participarán de la Competencia Argentina.
Artículo | Jueves, 3 Noviembre, 2011 - 16:35 | Por Ezequiel Boetti


¿De qué trata la película y qué desafíos se plantearon al hacerla?



El Polonio refleja, a partir de una historia de vida, la atmósfera de un pueblo casi vacío fuera de temporada, la sensación de encierro, la soledad y el contacto pleno con la naturaleza. El mítico balneario rústico de verano completamente aislado, sin luz, agua ni gas, se vive de una forma completamente diferente en invierno. Rodar en un lugar tan inhóspito en ese período no fue tarea fácil, dependíamos mucho de la naturaleza, además de la relación con los pobladores y los ánimos cotidianos.



¿Cómo fue el proceso de producción y con qué apoyos contaste?



Fue bien largo. Realizamos un trabajo de preproducción de casi un año, de viajes interminables, de convivencias diarias con la gente del lugar, construyendo y desconstruyendo paradigmas constantemente. Luego tuvimos un rodaje de seis semanas, con un equipo muy reducido. La producción estuvo a cargo básicamente de nosotros (los directores) y con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y el Ministerio de Cultura de Uruguay.



¿Cómo se definen como directores?



Somos realizadores integrales y, como tales, concebimos la producción no como un acto separado de la realización del film, sino como un conjunto en sí. De esta forma, intentamos adaptarnos a las necesidades de la película. En este caso, un grupo reducido y nuestra mirada particular de un lugar y un clima.



¿Qué películas de los últimos años creés que tuvieron en cuenta a la hora de hacerla?



A la hora de empezar con El Polonio, las referencias no fueron sólo del cine, sino también de la pintura. Uno de los grandes exponentes fue Caspar Friedrerich, el pintor del romanticismo alemán, por esa nebulosa y atmósfera particular de sus cielos, sus paisajes marítimos de invierno y la soledad. En cuanto al cine, la sensibilidad del cine documental francés de Nicolás Phillibert y la directora de Mongolia Byambasuren Davaa, entre otros.



¿Qué expectativas tienen para la película, una vez que termine el festival?



Por lo pronto, el estreno en Buenos Aires, el 17 de noviembre en el Cine Gaumont y los sábados de diciembre en la Sala Betthoven, un espacio nuevo en Av Santa Fe 1452. También viajaremos a Uruguay para presentarla en Cabo Polonio y en las playas del Departamento de Rocha.





Mini bio



Daiana Rosenfeld nació en Buenos Aires en 1985. Es realizadora de cine documental y estudió periodismo, guión de cine y Comunicación Audiovisual en la Universidad Nacional de San Martín. Codirigió dos cortos y El Polonio es su primer largometraje documental.


Aníbal Ezequiel Garisto nació en Buenos Aires en 1980. Realizador integral de cine, entre sus trabajos se destacan la codirección de El Polonio, la asistencia de dirección en Butho (en post producción), jefe de producción de los largos Nocturnos, Goles y Metas (en rodaje) y Cassandra (preproducción).