domingo, 5 de junio de 2011

El espíritu no se vende


A casi tres años de rodaje (tres años!!!), y dos de postproducción,"El Polonio" sigue su curso natural, esperando con ansias el estreno, previsto para fin de año. El Polonio tiene vida propia, y ahí va, de correo en correo, aguardando su estrella, su parto natural.

Sin embargo, el motivo de esta nota excede el propio contenido del film y las lógicas internas de difusión, y va más allá, debido a la noticia que está recorriendo las redes sociales y los medios de comunicación.

Los recursos naturales son los grandes tesoros del siglo XXI. Mal acostumbrados ya a las grandes babilonias, a las toxinas, el alquitrán, la falta de comunicación cara a cara, imposibilitados del contacto con la energía de la tierra natural, la falta prana vital y de la melodía constante del océano, genera una enorme tristeza ver como uno de los patrimonios más importantes del Uruguay es considerado tierras improductivas. Las dunas de Cabo Polonio, núcleo estético, turístico, biológico y sobre todo espiritual, corren peligro.

Vender un patrimonio natural para recaudar fondos nacionales forma parte de un sistema que recuerda a la nefasta década del ´90, en el que se privatizó hasta el aire fresco en pos del "bienestar del país", y así terminaron las cosas: crisis, hambre, recursos naturales completamente obsequiados a capitales extranjeros.

Las dunas no se venden!!!

Copio la carta que se envió al presidente Mujica, de la República de Uruguay. Si querés participar en la junta de firmas para impedir esta situación, ingresa a www.peticionpublica.es
Recogida de firmas para que el presidente de la Republica Oriental del Uruguay, Jose Mujica abandone su proyecto de venta del patrimonio natural de las Dunas del Cabo Polonio a los capitales privados.


D.R

Carta abierta al Señor Presidente de la República José Mujica, 30 de mayo de 2011.

Estimado Señor Presidente:

Mi padre me enseñó que los buenos servidores públicos debemos defender siempre los intereses y fines del Estado y de la Nación y es por eso que he decidido escribirle. Quienes defendemos el Patrimonio del Estado no debemos darle ganas de llorar al Sr. Presidente.
Hace pocos días Usted habló públicamente defendiendo la idea de que las Dunas del Parque Nacional Cabo Polonio sean vendidas para recaudar fondos con los cuales proveer tierras productivas a los colonos.
Los objetivos del Instituto Nacional de Colonización son muy importantes, pero su cumplimiento no debe ser hecho en detrimento de otras obligaciones que tiene el Estado, porque el Estado tiene múltiples funciones que cumplir.
Su error es el de considerar improductivas a las Dunas del Cabo Polonio. Aparte de la arena que usted ve, esas dunas tienen para muchos ciudadanos ya nacidos como yo, un altísimo valor estético, histórico, geológico, biológico y espiritual que Usted no debe negar por el hecho de no reconocerlos.
Del mismo modo que Usted fue perseguido en el pasado por quienes no comprendían su lucha, Usted, quien ha sufrido tal persecución, debería estar mas atento a los reclamos que hacemos quienes ahora somos tildados de ecologistas. Tal adjetivo a mi no me molesta, como sin duda a Usted no le molestó en el pasado haber sido tildado de izquierdista.
Usted y nosotros, con prioridades distintas, luchamos contra la ceguera. Le suplico que abra los ojos y note que la mitad de las cosas de la vida no giran en torno al dinero.
¿Qué tendría de bueno vivir en un país donde el Patrimonio Nacional al cual pertenecen esas dunas ya no existiera?
¿Se ha puesto a pensar que las dunas que sirvieron para demarcar los límites entre los territorios de los reinos de España y Portugal en 1750 no solamente no necesitan, sino que no deben tomar parte en el desarrollo agropecuario del país y por ende no debe pedírseles que sean productivas?
¿Acaso piensa luego poner a la venta las obras de Torres García que hay en nuestros museos porque son improductivas?
¿No es también improductiva la casa Presidencial de El Prado? ¿Qué produce el Estadio Centenario?
Si usted lograra que se vendieran esas dunas que son sagradas para mi y para muchos mas, la contribución que se haya hecho para la compra de tierras que beneficien a colonos será olvidada pronto, pero ¿Qué decirles a los que vendrán? Me refiero a las generaciones de uruguayos que aun no han nacido y cuyo patrimonio habrán perdido.
La peor crisis, mucho peor que la crisis económica, es la crisis de confusión de valores.
Piense que el criterio de improductividad fue el utilizado para traicionar e intentar borrar definitivamente a la etnia Charrúa, quienes no eran productivos. Pero un gobierno impulsivo erradicó esa cultura indígena y con ellos el país perdió buena parte de su identidad, la cual algunos, quizás también entre ellos Usted, aun estén buscando.
Recapacite y lejos de vender esas dunas haga que el Parque Nacional Cabo Polonio cuya inauguración tuvo repercusión internacional, sea un parque nacional de verdad y ¿sabe una cosa? Se sorprenderá por la productividad que tendrán esas dunas que Usted quiere vender.
Atentamente
Juan Carlos Gambarotta
C.I. 1.711.527-6